Jesus Tu Sanador Tu Salvador
ISAIAS 53,4-5 53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Les Presento Al Padre Pedro Nuñez Para La Evangelizacion
Musica Cristiana
Oraciones Para Nuestro Corazon
jueves, 9 de diciembre de 2010
EL ROSARIO DEL PERDON, QUE ES LIBERADOR Y DE SANACION
Rosario del perdón
Orar el Acto de contrición, Padre nuestro, Ave María, Gloria.
1º Misterio: Mateo 1:20 “… Y lo llamarás Jesús porque Él salvará a su pueblo de sus pecados…” ... Ver más
Oración: Señor mi Dios, con tu muerte y resurrección fueron perdonados mis pecados y por eso yo te doy gracias. Ahora quiero pedirte que me enseñes a amarte tanto que ya no peque contra ti, simplemente porque ni quiero herirte.
Rezar 1 Padre nuestro, 10 Ave María, 1 gloria y la oración final luego de cada decena.
Oración final: ‘OH Jesús mío, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
2º Misterio:Mateo 9:2 “…Al ver Jesús la fe de esos hombres dijo al paralítico, ánimo hijo, tus pecados quedan perdonados…”
Oración: Señor Jesús, aumenta cada día mi fe, que a través de ella yo pueda creer más y más en ti y logre comprender que me amas tal como soy, y que han sido perdonados mis pecados en la Cruz. Espíritu Santo dame el Don de la Sabiduría para proclamar noche y día que Jesús es mi salvador.
3º Misterio: 1ª de Juan 1:9 “…Pero si confesamos nuestros pecados, él que es fiel y justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad…”
Oración: Señor mío, yo me confieso pecador, y ante ti pido disculpas. Sé que tú eres amor y haz de perdonarme. Dame la fuerza de tu bendito Espíritu Santo para no volver a pecar más por amor a ti…”
4º Misterio: Lucas 5:31-32 “… No son las personas sanas las que necesitan médico, sino las enfermas. No he venido para llamar a los buenos, sino para invitar a los pecadores a que se arrepientan…”
Oración: Tú nos enseñaste a decir, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Enséñame a perdonar setenta veces siete las ofensas que he recibido de mis hermanos. Y tú María, pídele a mi Señor, la fortaleza que necesito para no ofender a mis hermanos con mis actos, mis miradas, mi forma de pensar, mis palabras.
5º Misterio: Romanos 5:20 “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”
Oración: Yo te doy gracias Señor porque nunca nos has abandonado por ser pecadores, sino que nos enseñaste a vivir conforme a tu voluntad ¡Gracias Jesús por tu bendita redención
Mensaje de San Rafael, Arcángel de DIOS, a un alma escogida del señor, de nombre Heráld., el día 24 de junio de 1993 a Las 2:55 p.m.:
"Heráld., a ti te habla San Rafael, Arcángel: Toma aceite de oliva como sustituto de mi anterior indicación.
Lleva este aceite (aprox. 1/4 de litro, neutro) a hervir junto con 30 pétalos de rosas. Este te da un bálsamo que aliviará, quitará el dolor y sanará los males de cualquier enfermedad o sufrimiento. Al aplicar este bálsamo, rezas las siguientes oraciones.”
"Credo”
"Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. De allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.”
Ahora se repite 3 veces la siguiente oración:
"OH! Madre de Dios, María Rosa Mística, concédeme junto con el Arcángel San Rafael, el ángel de la Sanación de Dios, la gracia de sentir un profundo dolor por mis pecados e implorar ante Dios tres veces tu santo nombre, para que el me conceda auxilio divino en mi actual enfermedad. Amén.”
Ahora se repite 3 veces:
“Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo, como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén. Bendito y alabado sea el nombre del Señor ahora y por toda la Eternidad. Amén.”
viernes, 3 de diciembre de 2010
Planeado para agradar a Dios "Porque el Señor se complace en su pueblo" SALMO 149:4
Agradar a Dios se conoce como adoración. El propósito primario de la vida debiera ser agradar a Dios. Todo lo que hagas para complacer a Dios en un acto de adoración. Así como el diamante, la adoración tiene muchas facetas.
La adoración es un estilo de vida.
Cuando adoramos, nuestro objetivo debería ser complacer a Dios, no a nosotros mismos. La adoración no es para ti. Es para Dios. Por supuesto, adorar tiene sus beneficios; pero no adoramos para darnos el gusto. Nuestro motivo debe ser glorificar a nuestro Creador y complacerlo o agradarlo.
"El Señor se complace en los que lo adoran, en los que confían en su gran amor"
SALMO 147:11
La adoración no es lo que hacemos con nuestros labios; es lo que hacemos con nuestra vida. Todos los cantos, las oraciones y las alabanzas son en vano si no van unidas a un cambio y compromiso personal. No hay lugar para espectadores en la adoración. La adoración pasiva es una incongruencia. La verdadera adoración es ofrecer nuestra vida para agradar a Dios.
lunes, 8 de noviembre de 2010
Comprometete
A lo largo de nuestra vida, seguramente nos vamos a encontrar, o ya lo hemos hecho, con diferentes tipos de católicos, que se diferencian por los distintos grados de compromiso o de respuesta que le dan a Dios.
Nos encontramos primero con un tipo de católico que abunda como el pasto; a estos los vamos a llamar: católicos de agua, son aquellos que lo único que tienen de católicos es el nombre, pues en algún tiempo muy lejano sus padres los bautizaron, pero, aunque son Hijos de Dios, nunca lo han reconocido como Padre son aquellas personas que se dicen católicos ante la sociedad, pero que no van a misa, no comulgan y ni le hablemos de que se confiesen ni de que hagan caridad con algún hermano; ellos simplemente viven su vida al margen de todo Dios que pueda existir. ¿conocemos alguno?... creo que si.
Luego nos encontramos con los católicos de aire, o llamados comúnmente golondrinas, pues van, vienen, vuelven... son aquellos que luego de hacer un retiro, un campamento, quedan con todas las fuerzas y son los supercatólicos, pero cuando pasa un poco el tiempo se van porque se aburren. No le encontraron el verdadero sentido a las cosas, entonces, cuando no pasa nada extraordinario, se cansan; pero luego cuando se sienten mal, necesitan o los llaman vuelven, pero tarde o temprano vuelan hacia lugares mas cálidos. ¿Conocemos alguno?... creo que si.
Tenemos otro tipo de católicos a los que vamos a llamar católicos de plomo, son los famosos fanáticos, ratones de sacristía, santulones y que cuando lo vemos venir, generalmente decimos: “¡uh, que plomo!”... ¿alguno quiere ser así? Son aquellos que andan con la Biblia bajo el brazo para decir a todos que son católicos, será por eso que cuando abren la Biblia todos salen corriendo. Este tipo de católicos quiere resolver todo con Padrenuestros pero sin comprometerse. ¿conocemos alguno?... creo que si.
Finalmente tenemos al católico al que debemos apuntar, es el que aguanta todo por todos, y que por eso le decimos católico de fierro. Este tiene de todo un poco, pues distribuye su tiempo entre el compromiso con Cristo, con su familia (que es también su compromiso) y su trabajo o su estudio. Es aquella persona que no solo nos va a decir que le pidamos a Dios que solucione nuestro problema, sino que también él nos ayudará, es el católico al cual muchos acuden porque ven en él a un Hombre de Dios, alguien que nunca los va a dejar en banda.
Y vos.... ¿de que lado estas?
Jesús te pide que te quedes de su lado. Nos pide que ante su llamado no nos quedemos callados, aunque nos equivoquemos, pero que le digamos el porque de las cosas. Los fariseos, a quienes tanto criticaba Jesús, hacían lo contrario (Mc. 3, 1-6), cuando Jesús les preguntaba algo, ellos solo callaban y cuando Él se retiraba ellos murmuraban contra Él; a Jesús no le gusta que hablen a sus espaldas ¿a vos si? ¡a mi no!; Él quiere que nosotros le digamos las cosas de frente, sino vamos a ser como los ídolos de los que nos habla el salmo 113b, 1-7: tienen boca y no hablan... y aquellos que los siguen son iguales.
Por eso Jesús nos pide la actitud de Pedro (¡san Pedro!) quien, aunque a veces meta la pata, se anima a hablar (Mt. 16, 13-23). Jesús elogia la buena respuesta de Pedro y corrige su respuesta incorrecta, pero sobre el tiene la confianza de edificar su Iglesia... ¡aunque se equivoque!.
Y vos.... ¿de que lado estas?
Hay muchas maneras de contestar a Jesús, a este llamado que Él nos hace, solo es necesario que nosotros no preguntemos que vamos a darle a Jesús, y por supuesto que no podemos darle otra cosa que no sea lo que hemos recibido de Él. Las cosas que Él nos propone están siempre al alcance de nuestra ano, tan a mano como los clasificados de un diario, a diferencia de que en estos siempre encontramos lo que buscamos
viernes, 8 de octubre de 2010
TEMA: MARIA
¿QUIÉNES ERAN LOS LLAMADOS HERMANOS DE JESÚS? El error de nuestros hermanos separados sobre este tema, parte de su desconocimiento del significado del término HERMANO, como se usa en la Biblia (Sobre el significado de este término, trataremos más adelante). Si leemos con cuidado, veremos que hasta los doce años en que Jesús fue hallado en el Templo de Jerusalén (Lc 2.41-51), no se menciona en ninguna parte de la Biblia que Jesús haya tenido más hermanos (en el sentido que nosotros entendemos, es decir, hijos del padre y/o la madre). Si analizamos detenidamente, llegamos a la conclusión de que resultaría ilógico – si es que María hubiese tenido más hijos – que, durante doce años, ella y José no tuvieron ningún hijo además de Jesús, y sin embargo, en 18 años (hasta que Jesús cumplió treinta años e inició su vida pública), procrearon un mínimo de 7 hijos, pues si así consideramos a los mencionados en Mateo y Marcos, diríamos, equivocadamente, que así fue: Mt 13.55-56 ‘¡Sus hermanos son Santiago, José, Simón y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros’ (Mc 6.3). Si asumimos, según dicen los protestantes, que aquí se refiere a hermanos de padre y/o madre, es lícito preguntarse, entonces: ¿es razonable pensar que María y José, tuvieron 7 hijos en 18 años, mientras que en los 12 años previos, no?. Por supuesto que suena irracional. Y aún más, vemos que cuando se hace referencia a los “hermanos de Jesús” se les llama con nombre propio, es decir se les trata como personas conocidas, personas ADULTAS. Conviene recordar que los judíos consideran la mayoría de edad a los 12-13 años. Pues bien, si aquí se les llama por su nombre propio, deberíamos asumir que estos “hermanos” eran ya adultos, por lo cual debían de tener un mínimo de 12 años. Entonces: Si Jesús ya tenía 30 años y sus “hermanos” un mínimo de 12 años, debemos restar estos 12 años de la edad de Jesús, con lo cual nos queda 18, pero como ya vimos anteriormente, de esos 18 años, durante sus 12 primeros años no se habla de ningún “hermano”, que era la edad que Jesús tenía cuando fue encontrado en el Templo. Por lo mismo debemos restar otros 12 años de los 18, con lo cual nos quedan 6 años. Por último, llegaríamos a una conclusión, lógicamente errada, porque es imposible: Si José y María, no tuvieron otros hijos aparte de Jesús, durante sus primeros 12 años de vida, y tampoco los tuvieron en los 12 años previos a los 30 años de Jesús (por lo explicado anteriormente, sobre la condición necesaria de que estos supuestos “hermanos” debían de ser adultos), entonces; si tuvieron un mínimo de 7 hijos más, los debieron tener en únicamente 6 años, es decir a un ritmo de un parto cada aproximadamente 10 meses. ¿Es esto aceptable? Pues sinceramente no creo que alguien en su sano juicio podría aceptar semejante barbaridad. Todo por una sencilla razón: María y José no tuvieron más hijos que Jesús. Lc 2.48 ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados’. Pero veamos otro punto: cuando María responde al ángel, tras el anuncio de éste de que iba a ser madre del Salvador: “¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?”, notamos claramente que no puede haber más que una sola explicación y que es la siguiente: María pensaba permanecer virgen perpetuamente desde antes de la visita del ángel, es decir, ser célibe. Si no fuera así, no hubiera hecho la pregunta mencionada, puesto que si hubiera pensado tener relaciones con José, como cualquier otra mujer casada, al anuncio del ángel de que iba a ser madre, no habría reaccionado con esa sorpresa, ya que habría asumido que el ángel se refería a un hijo que tendría con José, su esposo. Pero, como María pensaba conservar la virginidad, tuvo que sorprenderse y preguntar de esa forma al ángel, pues no estaba en sus planes el tener relaciones carnales con José. Lc 1.34 María entonces dijo al ángel: ‘¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?’. Además, Jesús, antes de morir, entregó a su madre al apóstol más amado, puesto que sabía que si no lo hacía, ella quedaría sola, ya que era viuda y no contaba con otros hijos, más que el mismo Jesús, lo cual demuestra una vez más que El fue su único hijo. Si María hubiese tenido otros hijos no habría sido necesario que Jesús la encomendase con su apóstol Juan. Y aún más, esto nos confirma que Jesús amaba a María, su madre, y se preocupaba por ella; tanto así que no la encomienda con cualquier persona, sino con el discípulo más amado. Si decimos ser cristianos, seguidores, imitadores de Cristo; entonces, debemos al igual que lo hizo Jesús, amar a María, su madre. Jn 19.27 Dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa. Por otro lado, para aclarar mejor el tema, veamos quiénes eran realmente estos hermanos de Jesús, utilizando lo que la misma Palabra de Dios nos dice al respecto, y veremos que todos ellos, no eran más que familiares o parientes, y no hermanos de padre y/o de madre, como equivocadamente piensan algunos que están fuera de nuestra Iglesia: Santiago y Judas, son parientes o “hermanos” como los llama la Escritura; incluso de Judas se dice en el libro de los Hechos que era hijo de Santiago, pero, en el sentido bíblico, sigue siendo su “hermano”. Ninguno de los dos, al comenzar sus Cartas se llama a sí mismo: hermano de Jesús, sino mas bien, servidores de Cristo Jesús, además, Judas mismo se reconoce como “hermano” de Santiago al iniciar su Carta. Ninguno de los dos refiere ser hermano de Jesús, en el sentido de ser hijos del mismo padre y/o madre, por una sencilla razón: Jesús fue hijo único de María. No debemos confundir a este Santiago, hijo de Alfeo, con Santiago, hermano de Juan, estos últimos, hijos de Zebedeo. Por otro lado, este Judas (o Tadeo) es diferente al Iscariote, que traicionó a Jesús. Lc 6.15-16 Santiago, hijo de Alfeo, … Judas, hermano de Santiago.Hch 1.13 Santiago, hijo de Alfeo, … y Judas, hijo de Santiago.Stgo 1.1 Santiago, servidor de Dios y de Cristo Jesús el Señor.Jd 1 Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago. Tanto Santiago y Judas, “hermanos de Jesús”, son del grupo de los doce apóstoles. Alguno podrá objetar que no existe prueba de que así sea, pero si revisamos lo que dice Pablo en su carta a los gálatas, concluiremos que efectivamente fueron del grupo de los doce, al menos Santiago: Gal 1.19 Pero no vi a ningún otro apóstol fuera de Santiago, hermano del Señor. Por último, vemos que tanto Santiago como José (otro “hermano” del Señor), son hijos de la misma madre María. En la cita que sigue se le llama Santiago el Menor, para diferenciarlo del otro Santiago, el Mayor, hermano de Juan. Mc 15.40; Mt 27.56 María, madre de Santiago el Menor y de José. Y para terminar, alguno que no se quiere convencer podría insistir que la María mencionada, es María, madre de Jesús; pero, como vemos en la siguiente cita, Juan el evangelista, la distingue de la Madre de Jesús, mencionándola a continuación y haciendo referencia que era pariente suya, debido probablemente a lo cual sus hijos eran parientes o “hermanos” de Jesús. Jn 19.25 Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás.
domingo, 12 de septiembre de 2010
PEDRO DIJO
No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret levántate y anda… y saltando, se puso en pie y anduvo (Hch 3:6-8Hch 3:6-8
Spanish: Biblia Reina Valera - revisión de 1995 - RVR95
6 Pero Pedro dijo: --No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombred de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7 Entonces lo tomó por la mano derecha y lo levantó. Al instante se le afirmaron los pies y tobillos; 8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el Templo, andando, saltando y alabando a Dios.
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Me parece que hay una idea generalizada de que ser cristiano significa convertirse en un recipiente donde deben caer todo tipo de bendiciones. Esta idea va muy de acuerdo con la idiosincrasia de nuestra época y su epidemia de derechos. Basta con que haya un atisbo de marginación para que los defensores de los “derechos” surjan. Cualquiera puede ser receptor de una plétora de derechos los cuales se promulgan con carácter de obvios, inalienables y enteramente indispensables.
Es cierto que tenemos un Dios bueno que se complace en bendecir a sus hijos. Desde el momento de nuestra concepción, somos receptores de bendición tras bendición, pero lo que hay que preguntarse es si esto es el todo de la vida cristiana.
Dios nos ha llamado a ser más que hijos mimados. A lo largo de toda la escritura encontramos hombres y mujeres que recibieron un llamado divino para hacer una tarea. El Señor esperó que cada uno de ellos cumpliera con dicha encomienda a pesar de las dificultades y padecimientos que encontrarán en el camino. Como ejemplos basta recordar a Noé construyendo un arca; a Moisés sacando a Israel de Egipto; a Esther salvando a su pueblo; y a David gobernando a un pueblo nada dócil.
Hay todo tipo de necesidades a nuestro alrededor… y cabe la posibilidad de que tengamos muy poco que dar. La gran pregunta es: ¿Qué puedo dar el día de hoy a mi prójimo? Y prójimo, nos recuerda Jesús, es todo aquel que está cerca de nosotros con una necesidad. Tal vez no puedas levantar paralíticos todavía, pero puedes dar tiempo, atención, amor y ayuda práctica tal como lo expresa Santiago 2:16Santiago 2:16
Spanish: Biblia Reina Valera - revisión de 1995 - RVR95
16 y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, calentaos y saciaos», pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
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Quiera Dios utilizar alguno de los artículos que aquí presentamos para que tu vida sea llena de Él y puedas experimentar el gozo de poder decir: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy”.
lunes, 30 de agosto de 2010
Los Grupos de Oración
Los Grupos de Oración
Uno de los instrumentos que Dios ha elegido para entregarnos y difundir el regalo de la Renovación en el Espíritu Santo ha sido el grupo de oración.
Ahí nos supimos amados y perdonados, ahí aprendimos a orar y nos descubrimos Iglesia.
Ahí fue también donde se nos preparó para recibir el don del Espíritu que ha transformado tan profundamente nuestra vida.
Es por eso que tenemos que cuidar el grupo de oración; estar siempre atentos a que siga siendo lo que Dios quiere: un lugar de amor fraterno adonde el Señor nos habla, nos sana y hace de nosotros servidores del Reino.
Los grupos de oración; se han diseminado por todas partes, en parroquias, casas particulares, colegios... Algunos son numerosos y otros pequeños, pero todos coinciden en estar constituidos por personas que aman a su Señor, que tienen hambre de un encuentro con El cada vez más profundo porque han experimentado su amor sanador.
Algunos dirán que lo anterior puede decirse de muchos grupos cristianos y se preguntaran que es lo propio de un grupo de oración carismática.
Algunas palabras acerca de sus características más esenciales:
• El grupo de oración carismática es abierto a todos, tal como lo fue la predicación de Jesús; en él se ora en forma espontánea dejándose guiar por las mociones del Espíritu; está abierto a los carismas del Espíritu Santo siendo los más distintivos el de profecía, el de sanación y el de oración en lenguas, usuales especialmente entre los primeros cristianos.
• El clima de la oración es la alabanza a un Jesús vivo, presente y actuante, único centro de la congregación.
1.Abierto: Siendo la Renovación una gracia para la Iglesia y para el mundo no conoce fronteras de ningún tipo (raciales, sociales, religiosas, ideológicas, etc.) No existe ningún requisito de participación en la oración comunitaria, sino los que garantizan su adecuado funcionamiento.
2.Se ora en forma espontánea a impulsos del Espíritu. No es fácil expresar qué se entiende por una oración así porque no existen esquemas rígidos que la definan; pero podrían señalarse algunos de sus rasgos: es fruto de la fe y del amor de corazones abiertos a escuchar y a responder a Jesús presente mediante su Espíritu y su Palabra, que suscita en cada uno respuestas diferentes, variadas y siempre nuevas.
3. Los carismas, si son auténticos, animan, orientan y edifican a la comunidad por lo que deben ser discernidos tanto por quienes los ejercen como por los que los reciben.
Lo que no debe faltar
1.Una organización de servicios.
Si el grupo de oración es pequeño, puede bastar que exista una persona responsable de que las reuniones se lleven a cabo y que quienes acudan encuentren en ellas alimento espiritual y cariño. Ayuda mucho contar con alguien que se encargue de la música.
Un grupo numeroso puede tener un equipo de servicio integrado por un responsable y por los encargados de los distintos ministerios: música, enseñanza, profecía, etc. La cabeza del equipo debe ser elegida por la comunidad por un plazo determinado.
2.Un equipo de acogida, que reciba con amor a todas las personas que llegan al grupo, tanto antiguos como nuevos.
3.Un encargado de la oración, esto es de cuidar que la oración se desenvuelva armónicamente en el Espíritu.
A veces se habla de "conducir" la oración, pero es mejor decir "facilitar" la oración o "moderarla" de modo que permanezca sintonizada con el Espíritu Santo.
Una oración propiamente carismática va siguiendo cierta línea que es dada por los textos leídos, por los mensajes y por el sentir interior manifestado en las oraciones de los participantes.
El encargado de la oración es quien debe responsabilizarse de iniciarla, de discernir los tiempos y los contenidos, buscando siempre el orden. A veces tendrá que dar pequeños golpes de timón cuando comienza la oración a desviarse y otras invitar al silencio de escucha.
Si actúa en coordinación con la música (incluso sugiriendo algún canto) se conseguirá una mayor armonía y mejores frutos.
4.La invocación al Espíritu al inicio de la oración.
5.Una instancia de formación. No siempre tiene que desarrollarse un tema importante (como la fe, la Renovación Carismática, etc.) aunque de vez en cuando conviene hacerlo, invitando incluso a alguna persona de afuera. Tenemos siempre a mano el Evangelio que leído y comentado brevemente por alguien, puede posteriormente servir de tema de reflexión y de oración para la comunidad. No hay nadie que no pueda dar una enseñanza como esta en base a su propia experiencia espiritual.
Al elegir los temas de la enseñanza es necesario tomar en cuenta las necesidades de la comunidad en cada momento. Por ejemplo, si han ocurrido malentendidos puede resultar oportuno hablar del perdón; si algún hecho tiene conmocionada a la comunidad se pueden tomar textos del Evangelio en que el Señor nos invita a no tener miedo y nos da su paz.
6. La música debe formar parte de la oración; la inspira, la anima unificando la comunidad. Siempre debe haber alguien encargado de discernir los cantos e iniciarlos.
Debilidades que se detectan a menudo
• No siempre los responsables llegan con anterioridad al inicio de la oración comunitaria para unirse en un tiempo de preparación. La oración previa unifica, silencia el alma, orienta respecto a la línea de la oración.
• La impuntualidad perjudica no sólo la acogida sino toda la oración. Hay que insistir continuamente en este tema y tener siempre en mente el hecho de que muchas personas siguen participando en la oración por haberse sentido acogidos personalmente con cariño. Se pueden utilizar distintivos con el hombre de cada uno, lo que permite una proximidad personal mayor.
• Cuando se toma conciencia que el ministerio de música no se trata de un "adorno" de la oración o de un recurso con el fin de llenar silencios incómodos o de poner fin a un momento de inquietud o desarmonía, sino de auténtica y poderosa oración ("quien canta ora dos veces") nace la preocupación por cuidarla de modo que armonice con la línea que el Espíritu va sugiriendo.
Un hecho en este momento muy común es el de no tener conciencia de que los cantos deben también ser discernidos.
Al principio la música debe actuar como una especie de telón que separa lo de afuera, convocando a un ámbito de fraternidad y alegría; sin embargo, este tiempo no debe prolongarse más allá de lo necesario. Después de los minutos iniciales los cantos de animación deberían dejar paso a ritmos más pausados que inviten al recogimiento y la oración, de lo contrario se corre el peligro de que gran parte de la oración se convierta en un espacio de esparcimiento y no de encuentro con el Señor. Existe este riesgo y hay que tomarlo en serio si queremos que los grupos de oración sean focos de irradiación y de salvación para el mundo. Es importante que la comunidad aprenda a cantar en actitud de oración.
El ministerio de profecía puede tener un gran impacto iluminador y orientador o convertirse en un hábito maquinal y vacío. Cuando no hay el debido discernimiento de los mensajes y de los textos, cuando su número es excesivo y no existe la oportunidad de acogerlos e interiorizarlos, el carisma profético pierde su fuerza y es desvalorizado por la comunidad.
Si queremos devolverle su auténtico poder tenemos que dar enseñanza al respecto: Cuál es la diferencia entre un mensaje piadoso y un mensaje ungido por el espíritu; qué impacto produce entre los participantes el uno y el otro; cómo discernir los mensajes antes de entregarlos; de qué modo recibir los mensajes; como interiorizarlos, orarlos, discernir cada uno lo que el Señor nos está queriendo decir.
Resulta muy conveniente el que, antes de cerrar la oración, se haga un balance de los mensajes recibidos, seleccionando no más de dos o tres entre los que han producido un efecto más poderoso en la comunidad. Esto lo puede hacer el que está conduciendo la oración o alguna persona con reconocido carisma de discernimiento. Porque se trata de una tarea delicada, hay que llevarla a cabo con prudencia y destacando siempre lo positivo.
Todos sabemos que los testimonios poseen una enorme fuerza evangelizadora, por eso es que conviene dar enseñanza acerca de cómo darlos (enfatizando lo que Dios hizo más que lo que yo hice; dejando de lado detalles inútiles etc.)
• La Biblia dice que Dios vive en medio de la alabanza de su pueblo; pero también: "este pueblo me alaba con los labios pero su corazón está lejos de mí"; Estas palabras a la vez que nos exhortan a poner al centro de nuestra oración la alabanza, nos enseña que existe también una alabanza exterior, mecánica, vacía.
Todos hemos experimentado alguna vez esa sensación de incomodidad y vacío que produce una alabanza que no nace desde el corazón. No se puede empezar a alabar sin una preparación previa, un preámbulo que favorezca el recogi¬miento y permita que las palabras surjan desde nuestro templo interior "en que el Espíritu ora con gemidos inenarrables" (Rom. 8,26).
• Respecto al carisma de sanación, conviene señalar que salvo en casos especiales en que el Espíritu lo sugiera, debe ejercitarse una vez finalizada la reunión de oración, y a petición expresa de quienes lo necesitan. Y no olvidar que la Renovación Carismática es el único grupo eclesial que pone especial atención en él, por lo que debe dársele la importancia que merece, teniendo cuidado de que no se convierta en el centro de la oración.
Escuchar al Señor
¿Sabemos scuchar con los oídos interiores la voz del Señor? ¿Existe manera de crecer en el ESCUCHA?
Se trata aquí de un tema reiterado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Si no logramos hacer silencio interior no podremos escuchar; si no escuchamos, mal podemos discernir.
Muchas de las debilidades señaladas hasta aquí tienen el mismo origen: el no lograr acoger en silencio las mociones del Espíritu.
Muchas veces percibimos durante la oración compartida que existe cierto temor al silencio, por lo que tendemos a llenarlo con palabras o cantos en vez de ponernos en actitud de escucha. Notemos que existe, por ejemplo, el hábito de repetir inmediatamente después de los mensajes "Gracias Señor".
Es importante que tomemos conciencia de nuestra inclinación a este tipo de muletillas o a otros trucos que nos evitan el esfuerzo de profundizar, de discernir, en último término de crecer en nuestra relación con Dios.
¿Cómo evaluar, cómo chequear la salud de un grupo de oración? Muy fácil puesto que somos nosotros mismos, los participantes, quienes actuamos como termómetros. Cuando decimos que la oración estuvo linda es porque permitimos que el Espíritu actuara iluminándonos y sanándonos. Cuando quedamos descontentos significa que no supimos dejar lugar a su acción.
Cada reunión de oración es única y nueva, y es por eso que hay que estar semana a semana atentos a cimentarla en una relación personal de cada uno con el Señor. Aquí no caben la improvisación ni tampoco las recetas tomadas de la oración anterior. Es cierto que existe cierto esquema general, pero debe seguírselo en escucha al Espíritu que puede querer hacerlo todo al revés de lo planeado. Por eso es necesarios que los servidores estemos permanentemente atentos, evaluando, formándonos, orando, buscando los caminos de Dios. ¿Una tarea fuera de nuestras posibilidades? Por supuesto que lo sería si Dios no hubiera tomado la iniciativa de manifestarnos su amor y derramar sus carismas dentro de nuestras comunidades carismáticas.
viernes, 13 de agosto de 2010
Vida en el Espiritu Santo
LA VIDA EN EL ESPIRITU
1. Requisitos para vivir la vida en el espíritu
2. ¿Por qué no somos llenos del Espíritu?
3. ¿Cómo vivir la vida en el Espíritu?
INTRODUCCION
“El da la fuerza al que está cansado y robustece al que está débil. Mientras los jóvenes se cansan y se fatigan y hasta pueden llegar a caerse, los que en El confían recuperan las fuerzas y les crecen las alas como de águilas. Correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse” (Is 40,29-31)
Cada cierto tiempo, cuando el águila se está poniendo vieja, sacude su pico contra la roca, le da fuertemente hasta que el pico se empieza a desprender, se lo arranca, renuncia a ese pico viejo, y el águila sabe que durante 15 días no podrá comer. Después de arrancado ese pico aparece uno nuevo como la cutícula de una uña. Una vez que desprendió el viejo, aparece el nuevo. La propia fisiología del águila hace que un pico nuevo y filudo comience a salir.
Después viene el tratamiento con las plumas de las alas. Se las empieza a arrancar una a una y luego sigue con las de la cola. Después que se desprendió de las plumas viejas empiezan a salir nuevas plumas. Luego el águila se empieza a arrancar, con el nuevo pico, ya fuerte y filudo, las garras de las patas, una a una donde luego aparecerán las nuevas garras.
Todo este proceso dura un mes al término del cual el águila se lanza a volar completamente rejuvenecida. Después de esa operación, que el águila se hace, puede vivir otros 20 años más pero este proceso lo puede hacer una sola vez en su vida.
Para que el águila pueda vivir tiene que violentarse a sí misma, arrancándose las cosas viejas, para poder nacer y vivir en una nueva vida. Aplicando esto a nuestra vida espiritual, el apóstol Pablo nos dice en Efesios 4,22 que “desháganse ustedes del hombre viejo, de la vieja naturaleza que está corrompida, engañada por sus malos deseos”.
Necesitamos despojarnos del hombre viejo, para poder vivir la vida en el espíritu.
REQUISITOS PARA VIVIR LA VIDA EN EL ESPIRITU
1.- El encuentro Personal con Jesús.
El cristiano no puede nacer cristiano, tiene que hacerse cristiano. El hacerse cristiano es una decisión personal e individual de cada uno de nosotros. El kerigma es el anuncio básico, que presenta a Jesús a partir de una experiencia personal. Un encuentro personal con Jesús me cambia la vida, no me puede dejar igual. Un encuentro con Jesús me lleva a no ser jamás el mismo. Cuando Jesús llega a la vida de una persona, la parte en dos, su vida nunca será la misma.
Soy sacerdote porque un día llegué a un grupo de oración y ahí tuve mi encuentro personal con Jesús. (En Chile, varios sacerdotes han recibido su vocación, en un grupo de oración, en este encuentro personal con Jesús.)
Si no hay un encuentro con Jesús, no podrá haber una nueva vida en el espíritu
2.- Un Nuevo Nacimiento
Hay que nacer de nuevo. El águila tuvo que nacer de nuevo, romper su pico, quitarse las garras y las plumas para poder vivir otros 20 años rejuvenecida.
Jesús le dice a Nicodemo: “Si no naces del agua y del espíritu no entrarás en el reino de los Cielos”. Cuando uno nace de nuevo, nace a la nueva vida. Se deshace del hombre viejo que está corrompido y nace de nuevo.
3.- Efusión en el Espíritu Santo
De nada sirve que se nos hable de la Vida en el Espíritu si no se conoce a Jesús, si no se ha convertido totalmente a Jesús.
La conversión, entendiendo por ella el encuentro personal con Jesús, es una experiencia puntual y yo pregunto, ¿estamos llevando a las personas en nuestros grupos de oración al encuentro personal con Jesús?
¿POR QUE NO SOMOS LLENOS DEL ESPIRITU SANTO?
Jesús dice que El ha venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. (Jn 10,10)
Si en los capitulo de 11 y 12 de la primera carta a los Corintios nos habla de los dones del Espíritu Santo que Dios nos ha dado. Si tenemos una nueva vida, si tenemos el Espíritu Santo, si tenemos la Iglesia, los sacramentos, la Palabra de Dios y tenemos la gracia de la Renovación Carismática y, si todavía la vida sigue siendo una vida de derrota, una vida triste, de fracasos, una vida aburrida, una vida de frustración, una vida de depresión, es porque no conoces a Jesús. Porque el que conoce a Jesús nace de nuevo, el Señor lo renueva completamente.
Si no tienes una vida en abundancia, si sigues esclavo del pecado es porque no has experimentado al gran liberador, al único que le puede dar sentido a la vida y a la propia existencia. Entonces, ¿por que no somos llenos del Espíritu Santo?
1. Porque somos esclavos del pecado
Juan 8,34 «El que hace pecado, esclavo del pecado es», Juan 8,3 2. «Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. «Juan 8,36». Si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres».
Jesús nos hace libres. Jesús nos da la libertad, el que se encuentra con Jesús queda completamente libre. Los únicos verdaderamente libres son los que conocen a Jesús. “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8,32). “El que hace pecado, esclavo del pecado es” (Jn 8,34). “Si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres” (Jn 8,36).
Es cosa de ver cómo la gente hoy es esclava del dinero, del placer, del poder, de qué dirán, de sus temores, etc. El único verdaderamente libre es el que conoce a Jesús. Y muchas veces, aún conociendo a Jesús, perdemos empuje, fuerza, testimonio. ¿Por qué? Porque nos volvemos a encadenar al pecado. Necesitamos estar siempre unidos a Jesús. “Cristo nos dio la liberad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud” (Gál 5,1).
La Vida en el Espíritu me la imagino como el volantín. Cuando estamos en tierra es porque estamos en el mundo, bien aterrizados, pero de repente alguien nos empuja, nos lleva el viento y empezamos a volar. Pero algo le falta a ese volantín para ser libre. ¿Qué le falta? Le falta una tijera que corte el hilo, para que así vuele libremente.
Muchos carismáticos están volando, pero amarrados a la envidia, el temor, el rencor, los vicios, etc. Preguntémonos cada uno ¿cómo se llama ese cordel que te impide ser libre? Cada uno puede ponerle nombre o nombres porque muchas veces son más de uno los cordeles que nos tienen amarrados. Tenemos que ser radicales con el pecado, debemos llamarlo por su nombre, confesarlo como corresponde, no lo disfracemos. Si no eres libre es porque no quieres vivir en la libertad de los hijos de Dios.
2. Porque llevamos una vida doble
Somos diferentes en la iglesia, en el grupo de oración a lo que somos en la casa. Si llevas una doble vida no busques refugiarte en Dios, a El no lo puedes engañar. “Pero ay! de los corazones cobardes y las manos perezosas, ay! de los pecadores que llevan una vida doble, ay! de los corazones débiles que no tienen confianza, Dios no los protegerá” (Eclo 2,12).
Dios ama ese espíritu que ha puesto dentro de ti, por eso quiere que tú le seas fiel. El Señor te ama celosamente, Dios te anhela celosamente.
3. Porque amamos las cosas del mundo
“Oh gente infiel. No saben ustedes que ser amigos del mundo es ser enemigos de Dios. Por algo dice la escritura: Dios ama celosamente el espíritu que ha puesto dentro de nosotros” (Sant 4,4-5)
“No amen al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, porque nada de lo que el mundo ofrece viene del Padre sino del mundo mismo y esto es lo que el mundo ofrece: los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los otros y el orgullo de las riquezas. En cambio, el que hace la voluntad del Padre, permanecen para siempre” (1 Jn 2,15-17).
Pero uno puede amar al mundo y hasta ser servidor del Señor, pero lo que está buscando no es hacer la voluntad de Dios, sino hacer su propia voluntad (“yo quiero ser el servidor guía, la coordinadora, etc.”). Solamente sus propios intereses. Mt 16,26. «De nada le sirve a uno ganar el mundo si pierde su vida».
COMO VIVIR LA VIDA EN EL ESPIRITU
1. Buscando la Santidad
Jesús nos invita a ser santos: “Sean santos como mi Padre y yo somos santos” (1 P 15-16). “Sed santos, porque yo, Yahveh, vuestro Dios, soy santo” (Lv 19,2)
¿Qué significa ser santos? Ser santos significa ser separado por y para Dios. Los santos son los que dejan pasar la luz de Jesús.
Una persona santa es alguien que se vacía de sí para llenarse de Jesús. Mientras más me vacíe de mi mismo, más seré llenado por Dios. “Les ruego que le ofrezcan su propia persona como hostias vivas, agradable a Dios” (Rom 12,1).
2. Viviendo en la Fe
Los católicos creemos en Dios, pero no le creemos a Dios. “Y no pudo hacer allí ningún milagro. Tan sólo sanó a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos. Jesús se admiraba de cómo se negaban a creer” (Mc 6,5-6). Tu incredulidad le pone freno al poder de Dios. Si tú esperas, si tú confías, si crees, el Señor te da, el Señor te concede.
3. Siendo orantes
No es suficiente hablar de Jesús, hay que hablar con Jesús primero.
“Pero llega la hora y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad… Dios es espiritu y los que lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad” (Jn 4,23-24). Que nuestra adoración sea auténtica porque sale del corazón.
Jesús, siendo Dios, pasó orando. Muchas noches en oración. En los momentos más importantes de su misión mesiánica, Jesús oraba.”…Alli se puso a orar” (Mc 1,35). Jesús se iba a un monte a orar.
Dime cuánto oras y te diré cuánto mides; tú puedes ser físicamente muy chico, pero ser un gigante en oración.
4. Ejercitando los Carismas.
Pablo insiste en que no hay ningún bautizado que no tenga al menos un carisma. 1 Cor capítulos 11 y 12. Los ministerios que el Señor da no son temporales, son permanentes, pero si los servidores se van tan rápidamente, de cierta manera estos carismas se pierden.
El grupo de oración está llamado a convertirse en comunidad, si está siempre como grupo de oración, es como una hemorragia, hay que pararla.
5. Viviendo la mayordomía: el servicio a la comunidad.
Una persona que ha nacido de nuevo, se compromete 100% a Dios en el servicio. Es obediencia a la volunta de Dios y obediencia a los superiores.
El mejor ejercicio de la libertad es poniendo tu libertad en las manos de tus superiores, porque el Señor así lo ha constituido. El mejor ejemplo de ello es Ananías que sólo aparece dos veces mencionado en la Biblia, pero qué importante fue para la conversión de Pablo. En esa obediencia al Señor, él benefició a toda la iglesia.
Mayordomía en:
- Servicio
- Obediencia
- Nuestro diezmo y ofrendas.
En el Antiguo Testamento Dios pedía el diezmo, pero en el Nuevo Testamento, Dios nos pide el 100%. Todo lo que le das al Señor, El te lo multiplica. ¿Por qué a veces estás tan pobre, nunca te alcanza la plata? Seguramente porque aún no has aprendido a conocer la leyes de Dios.
“Yo el Señor todopoderoso les digo: traigan sus diezmos al tesoro del templo y así habrá alimentos en mi casa. Pónganme a prueba en eso a ver si no les abro las ventanas del cielo, para vaciar sobre ustedes las más ricas bendiciones” (Mal 3,10). Dale a Dios lo que es de Dios y El te lo multiplicará.
CONCLUSION
- El Señor nos invita a ser testigos.
- A dar testimonio de su poder, hasta dar la vida si es necesario.
- A ser libres para ser guiados por el Espíritu Santo.
El Señor te está pidiendo hoy que te entregues radicalmente a El y que sea El quien gobierne tu vida, tus bienes, tu persona, tu familia. Que permanezcas unido a El para que, de esa manera, puedas vivir la vida en abundancia que El tiene para ti, para que puedas vivir LA VIDA EN EL ESPIRITU
Autor: P. Charly Garcia
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